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miércoles, 27 de noviembre de 2013

CINCUENTA AÑOS SIN CERNUDA




Cincuenta años después de su muerte, hay pocas dudas de que Luis Cernuda es uno de los nombres más grandes de la poesía en lengua española. En realidad, es una opinión que ya estableció Federico García Lorca en abril de 1936 con motivo de la primera edición de La realidad y el deseo.








Nace en 1902 en Sevilla. Allí fue alumno de P.Salinas. Partidario de la República, se exilia en 1938. Viaja por G.Bretaña y Estados Unidos y muere en México, en 1963. Soledad, dolor, sensibilidad... son notas características de la personalidad de Cernuda. Su descontento con el mundo y su rebeldía se deben, en gran medida, a su condición de homosexual, a su conciencia de ser un marginado. Admite ser un "inadaptado". Sus principales influencias proceden de autores románticos: Keats, Hölderling, Bécquer... También de los clásicos, en especial de Garcilaso. Hay una voluntad de síntesis muy propia del 27.  


Su obra se inscribe dentro de una corriente que muchos han calificado de neorromántica, pues la sensibilidad, melancolía y dolor que destila su poesía se halla siempre dentro de unos límites de serena contención, a la manera de G. A. Bécquer, pero con características matizadas por una aguda actitud de la mente, rasgo esencial de la generación a la que perteneció. 

Sus versos se basan en el contraste entre su anhelo de realización personal (el deseo) y los límites impuestos por el mundo que le rodea (la realidad). Es una poesía de raíz romántica. Los temas más habituales son la soledad, el deseo de un mundo habitable y, sobre todo, el amor (exaltado o insatisfecho).  Posee Cernuda un estilo muy personal, alejado de las modas. En sus inicios toca la poesía pura, el clasicismo y el Surrealismo, pero a partir de 1932 inicia un estilo personal, cada vez más sencillo (de una sencillez lúcidamente elaborada), basado en un triple rechazo:  

-De los ritmos muy marcados (uso fundamental de versículos).
-De la rima. 
-Del lenguaje brillante y lleno de imágenes: desea acercarse al "lenguaje hablado, y el tono coloquial" (lenguaje coloquial que esconde una profunda elaboración.

Desde 1936 Cernuda reúne sus libros bajo un mismo título: La realidad y el deseo, que se va engrosando hasta su versión definitiva, en 1964. Esta obra está formada por varios ciclos: 

1. Inicios: poesía pura (Perfil del aire, 1924-27; fue muy mal recibida; D. Alonso declara que aún estaba "inmaduro") y clásica garcilasiana (Égloga, elegía y oda, 1927-28).

2. Surrealismo: Un río, un amor, 1929; Los placeres prohibidos, 1931. 

3. Su obra capital es Donde habite el olvido (1932-33), con un lenguaje ya propio; es un libro desolado y triste, tremendamente sincero. En esta línea se sitúa Invocaciones a las gracias del mundo (1934-35), que incluye el poema "Soliloquio del farero", sobre el tema de la soledad. Tres temas fundamentales en esta obra: la belleza de los cuerpos masculinos, el destino del artista, la filosofía de la soledad. 
Después de la guerra continúa con su línea de depuración estilística, y trata temas como el de la patria perdida, recordada con añoranza o rechazada. Cernuda, que tras la contienda civil española conoció el exilio del que jamás volvió, emprendió, bajo la influencia directa de la poesía anglosajona, un período en el que su obra poética se hace autobiografía y reflexión. Residente en Gran Bretaña, Estados Unidos y, por último, México, publicó sucesivamente, entre otros libros, Las nubes (1940), Como quien espera el alba (1947), Vivir sin estar viviendo (1949), Con las horas contadas (1956) y Desolación de la Quimera (1962).

Pero además de poeta, Cernuda fue también un excelente prosista. Toda su obra recopilada tras su muerte por los estudiosos Derek Harris y Luis Maristany, se puede encontrar en el volumen Prosa completa (1975), en el que, entre otros títulos, aparecen Variaciones sobre tema mexicano (1952), Ocnos (1942) y Estudios sobre poesía española contemporánea (1953).

También fue un crítico literario bastante agudo. Y traductor (de Hölderlin y Shakespeare). 


  



Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo solo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allá donde termine ese afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


Luis Cernuda


 

domingo, 17 de noviembre de 2013

25 DE NOVIEMBRE DÍA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO




¿Qué es la violencia de género hacia la mujer?
 
Podemos definir este tipo de violencia como la expresión de conductas agresivas que desarrolla el hombre frente a la mujer en el contexto de las relaciones de pareja. Son comportamientos recurrentes, basados en una relación de poder desigual.

La violencia que los hombres ejercen sobre su pareja puede adoptar muy diversas formas y generalmente comienza de modo insidioso por lo que con frecuencia es difícil de reconocer incluso por la propia mujer.
En el inicio, los malos tratos suelen manifestarse por actitudes de dominio impuestas por los hombres violentos e idealizadas por la fantasía femenina como expresión del sentimiento amoroso y que se identifican culturalmente como pruebas o actos de amor; entre otras cabría señalar la expresión de los celos o las actitudes “protectoras” que impiden la autonomía e independencia de las mujeres.
Paulatinamente los actos violentos se van incrementando en intensidad y frecuencia, observándose mayor riesgo de morbilidad y mortalidad para las mujeres cuando la relación violenta tiene varios años de evolución. Este proceso de instauración gradual que suponen atentado contra la integridad de las mujeres, actúa sobre sus sentimientos, sus emociones, sus relaciones afectivas, familiares y sociales, sobre su sexualidad y sobre su cuerpo dejando una profunda huella.
Las principales formas que puede adoptar la violencia de pareja son:
1. Maltrato psicológico:
Es el más frecuente. Da lugar a un intenso sufrimiento que conduce a la mujer a la pérdida de la autoestima y a un estado de confusión que limita la capacidad para tomar decisiones Puede manifestarse en forma de insultos, humillaciones, desprecios, descalificaciones, abandono, incomunicación, silencios, chantajes, amenazas o aislamiento social. Puede ejercerse en público y/o en  privado y es extremadamente difícil de detectar cuando el maltratador sólo expresa estos comportamientos en la intimidad, comportándose adecuadamente en público.
2. Maltrato físico:
Comprende las conductas en las que se usa la fuerza para producir heridas o lesiones corporales en las víctimas, independientemente de que se consiga o no este objetivo. Incluye empujones, golpes, bofetadas, quemaduras, puñetazos, patadas, palizas, utilización de armas u objetos con la intención de hacer daño, intentos de homicidio o asesinato.
3. Maltrato sexual
Comprende cualquier actividad sexual no deseada impuesta a la mujer por su pareja a través de intimidación, coacción o fuerza.








¿Por qué se produce?

La violencia de género es consecuencia de las relaciones históricamente desiguales entre hombres y mujeres  en las que, mediante mecanismos que han desvalorizado lo femenino frente a lo masculino, se ha perpetuado el ejercicio de la violencia de los hombres sobre las mujeres. Las causas de la violencia de género hay que identificarlas  en la propia estructura  de la sociedad. Además, existen factores sociales y culturales que favorecen e invisibilizan la violencia que se ejerce sobre las mujeres.

¿Por qué cuesta tanto salir de esta situación?

Son muchas las dificultades a las que debe enfrentarse una mujer a la hora de abandonar una relación abusiva. Podríamos dividirlas en obstáculos de orden interno,  y obstáculos externos.

Obstáculos de orden interno:
Son los que se refieren al mundo emocional:
  • Enfrentarse a las  pérdidas: perder su pareja,  la familia que crearon conjuntamente,  las amigas  y los amigos comunes,  los bienes, el proyecto de vida, etc., son situaciones vitales muy dolorosas.
  • Los hijos e hijas constituyen siempre un gran motivo de preocupación ya  sea por la violencia que los menores igualmente padecen, ya sea por tener que abandonar el hogar con ellos y someterles a las mismas pérdidas vitales.
  • El miedo: a que la violencia se incremente, a las dificultades económicas, al aislamiento e incomprensión sociales, a no ser creídas, al cambio...
  • La propia construcción de género de la mujer: ella  incorpora - en mayor o menor grado- que su papel en la relación de pareja es la responsabilidad de mantener la armonía, la familia unida, y   ayudar a su pareja para que la situación de maltrato desaparezca y puedan volver a tener una convivencia “normal”. Por este motivo, si no lo consiguen, pueden sentirse fracasadas como mujeres.
  • Los sentimientos  que generan estas situaciones: son muchas las mujeres que, a pesar de ser  ellas quienes sufren la violencia, experimentan sentimientos de culpa, de vergüenza, de baja autoestima, de fracaso...
  • El “mito del amor romántico” que hace que la mujer interprete las restricciones que su pareja maltratadora impone a su libertad no como limitaciones y por lo tanto como los primeros indicios del abuso y la violencia, sino como el camino a la felicidad.
  • El aislamiento al que le ha sometido su agresor hace que muchas veces éste sea la única referencia para la mujer, y entonces resulta fácil que ella crea que depende emocionalmente de él y se considere incapaz de terminar con la relación.
  • La propia invisibilidad de la violencia: por costumbre, por no darle importancia, porque la violencia siempre empieza por incidentes tan leves que no son fáciles de detectar, porque las propias secuelas de la violencia hacen que las mujeres a veces no puedan pensar con claridad. todos estos motivos hacen que muchas mujeres tarden tiempo en ser conscientes de la situación que están padeciendo y no puedan por tanto tomar las medidas adecuadas.
Todas estas dificultades actúan como un freno e influyen en que las mujeres no hablen, no actúen o no puedan  cambiar.

 Obstáculos externos:

También hay que considerar las barreras externas u obstáculos que impiden a las mujeres aumentar su seguridad y supervivencia:
  • Obstáculos generados por el propio agresor: mediante la coacción y las amenazas le ha hecho creer a la mujer  que no vale para nada, que es incapaz de tomar decisiones, que nadie le va a ayudar,  hasta que  ella se lo ha creído...
  • La falta de servicios eficaces, seguros y accesibles. Falta de información/ desinformación/ información sesgada. Sigue existiendo falta de apoyo eficaz de los profesionales y/o  instituciones. Actitudes y estereotipos profesionales y sociales que culpan a la victima por la situación de malos tratos.
  • Plazas muy limitadas en algunos servicios, de manera gratuita (por ejemplo guardería), dificultad para conseguir una vivienda, un empleo. Los procesos judiciales varían mucho, dependiendo de los juzgados, los lugares, los equipos, los profesionales

En cuanto a los recursos a su disposición, sus derechos y las leyes que las protegen, las mujeres maltratadas tienen a menudo poco acceso a la información para ponerse a salvo. El maltratador suele ser en muchos casos la única fuente de información a la que tienen acceso.
  • Presiones, limitaciones y desigualdad económica y social, condiciones laborables inestables, y la discriminación en el empleo por cuestiones de género. Muchas abandonan su empleo por el acoso y acecho de sus parejas o exparejas. También, a veces las organizaciones laborales son inflexibles y dificultan el asistir a tribunales, a solicitar ayudas… Pérdida de posesiones materiales y económicas, a veces hasta sin hogar. El tiempo en las casas de acogida es limitado.
  • Limitaciones sociales y familiares. Creencias y valores estereotipados sobre las mujeres, su puesto en la familia, el entorno y la sociedad, actitudes que refuerzan el concepto de inferioridad de la mujer frente al hombre. Creencias religiosas que promueven la desigualdad y sumisión de las mujeres. Falta de apoyo familiar.
  • Vulnerabilidad: las mujeres que emigran (sobre todo los primeros años de incorporación en el país de acogida), las mujeres indigentes, las mujeres con discapacidad, las ancianas, las niñas. Por cuestiones raciales, culturales y/o étnicas donde no se acepta la separación y el divorcio, y teme al rechazo del grupo étnico o familiar.

La mujer que sufre maltrato puede tardar años en hacerse consciente de la situación en la que está inmersa. Este proceso puede comprender varios intentos de abandonar la relación, que pueden hacerse efectivos o no.



¡NO SEAS SUMISA!

LA SUMISIÓN MATA POR DENTRO Y POR FUERA

¡FORTALECE TU AUTOESTIMA!

¡SÉ TÚ MISMA!


LLAMA...