¿Qué es la
violencia de género hacia la mujer?
Podemos definir este tipo de violencia como la expresión de conductas
agresivas que desarrolla el hombre frente a la mujer en el contexto de las
relaciones de pareja. Son comportamientos recurrentes, basados en una relación
de poder desigual.
La violencia que los hombres ejercen sobre su pareja puede adoptar muy diversas formas y generalmente comienza de modo insidioso por lo que con frecuencia es difícil de reconocer incluso por la propia mujer.
En el inicio, los malos tratos suelen manifestarse por actitudes de dominio impuestas por los hombres violentos e idealizadas por la fantasía femenina como expresión del sentimiento amoroso y que se identifican culturalmente como pruebas o actos de amor; entre otras cabría señalar la expresión de los celos o las actitudes “protectoras” que impiden la autonomía e independencia de las mujeres.
Paulatinamente los actos violentos se van incrementando en intensidad y frecuencia,
observándose mayor riesgo de morbilidad y mortalidad para las mujeres cuando la
relación violenta tiene varios años de evolución. Este proceso de instauración
gradual que suponen atentado contra la integridad de las mujeres, actúa sobre
sus sentimientos, sus emociones, sus relaciones afectivas, familiares y
sociales, sobre su sexualidad y sobre su cuerpo dejando una profunda huella.
Las principales formas que puede adoptar la violencia de pareja son:
1. Maltrato psicológico:
Es el más frecuente. Da lugar a
un intenso sufrimiento que conduce a la mujer a la pérdida de la autoestima y a
un estado de confusión que limita la capacidad para tomar decisiones Puede
manifestarse en forma de insultos, humillaciones, desprecios,
descalificaciones, abandono, incomunicación, silencios, chantajes, amenazas o
aislamiento social. Puede ejercerse en público y/o en privado y es
extremadamente difícil de detectar cuando el maltratador sólo expresa estos
comportamientos en la intimidad, comportándose adecuadamente en público.
2. Maltrato físico:
Comprende las conductas en las
que se usa la fuerza para producir heridas o lesiones corporales en las
víctimas, independientemente de que se consiga o no este objetivo. Incluye
empujones, golpes, bofetadas, quemaduras, puñetazos, patadas, palizas,
utilización de armas u objetos con la intención de hacer daño, intentos de
homicidio o asesinato.
3. Maltrato sexual
Comprende cualquier actividad
sexual no deseada impuesta a la mujer por su pareja a través de intimidación,
coacción o fuerza.
¿Por qué se produce?
La violencia de género es
consecuencia de las relaciones históricamente desiguales entre hombres y
mujeres en las que, mediante mecanismos que han desvalorizado lo femenino
frente a lo masculino, se ha perpetuado el ejercicio de la violencia de los
hombres sobre las mujeres. Las causas de la violencia de género hay que
identificarlas en la propia estructura de la sociedad. Además,
existen factores sociales y culturales que favorecen e invisibilizan la
violencia que se ejerce sobre las mujeres.
¿Por qué cuesta tanto salir de esta situación?
Son muchas las dificultades a las
que debe enfrentarse una mujer a la hora de abandonar una relación abusiva.
Podríamos dividirlas en obstáculos de orden interno, y obstáculos
externos.
Obstáculos de orden interno:
Son los que se refieren al mundo
emocional:
- Enfrentarse a las pérdidas: perder su pareja, la familia que crearon conjuntamente, las amigas y los amigos comunes, los bienes, el proyecto de vida, etc., son situaciones vitales muy dolorosas.
- Los hijos e hijas constituyen siempre un gran motivo de preocupación ya sea por la violencia que los menores igualmente padecen, ya sea por tener que abandonar el hogar con ellos y someterles a las mismas pérdidas vitales.
- El miedo: a que la violencia se incremente, a las dificultades económicas, al aislamiento e incomprensión sociales, a no ser creídas, al cambio...
- La propia construcción de género de la mujer: ella incorpora - en mayor o menor grado- que su papel en la relación de pareja es la responsabilidad de mantener la armonía, la familia unida, y ayudar a su pareja para que la situación de maltrato desaparezca y puedan volver a tener una convivencia “normal”. Por este motivo, si no lo consiguen, pueden sentirse fracasadas como mujeres.
- Los sentimientos que generan estas situaciones: son muchas las mujeres que, a pesar de ser ellas quienes sufren la violencia, experimentan sentimientos de culpa, de vergüenza, de baja autoestima, de fracaso...
- El “mito del amor romántico” que hace que la mujer interprete las restricciones que su pareja maltratadora impone a su libertad no como limitaciones y por lo tanto como los primeros indicios del abuso y la violencia, sino como el camino a la felicidad.
- El aislamiento al que le ha sometido su agresor hace que muchas veces éste sea la única referencia para la mujer, y entonces resulta fácil que ella crea que depende emocionalmente de él y se considere incapaz de terminar con la relación.
- La propia invisibilidad de la violencia: por costumbre, por no darle importancia, porque la violencia siempre empieza por incidentes tan leves que no son fáciles de detectar, porque las propias secuelas de la violencia hacen que las mujeres a veces no puedan pensar con claridad. todos estos motivos hacen que muchas mujeres tarden tiempo en ser conscientes de la situación que están padeciendo y no puedan por tanto tomar las medidas adecuadas.
Todas estas dificultades actúan como un freno e influyen en que las mujeres
no hablen, no actúen o no puedan cambiar.
Obstáculos externos:
También hay que considerar las barreras externas u obstáculos que impiden a las mujeres aumentar su seguridad y supervivencia:
- Obstáculos generados por el propio agresor: mediante la coacción y las amenazas le ha hecho creer a la mujer que no vale para nada, que es incapaz de tomar decisiones, que nadie le va a ayudar, hasta que ella se lo ha creído...
- La falta de servicios eficaces, seguros y accesibles. Falta de información/ desinformación/ información sesgada. Sigue existiendo falta de apoyo eficaz de los profesionales y/o instituciones. Actitudes y estereotipos profesionales y sociales que culpan a la victima por la situación de malos tratos.
- Plazas muy limitadas en algunos servicios, de manera gratuita (por ejemplo guardería), dificultad para conseguir una vivienda, un empleo. Los procesos judiciales varían mucho, dependiendo de los juzgados, los lugares, los equipos, los profesionales
En cuanto a los recursos a su disposición, sus derechos y las leyes que las protegen, las mujeres maltratadas tienen a menudo poco acceso a la información para ponerse a salvo. El maltratador suele ser en muchos casos la única fuente de información a la que tienen acceso.
- Presiones, limitaciones y desigualdad económica y social, condiciones laborables inestables, y la discriminación en el empleo por cuestiones de género. Muchas abandonan su empleo por el acoso y acecho de sus parejas o exparejas. También, a veces las organizaciones laborales son inflexibles y dificultan el asistir a tribunales, a solicitar ayudas… Pérdida de posesiones materiales y económicas, a veces hasta sin hogar. El tiempo en las casas de acogida es limitado.
- Limitaciones sociales y familiares. Creencias y valores estereotipados sobre las mujeres, su puesto en la familia, el entorno y la sociedad, actitudes que refuerzan el concepto de inferioridad de la mujer frente al hombre. Creencias religiosas que promueven la desigualdad y sumisión de las mujeres. Falta de apoyo familiar.
- Vulnerabilidad: las mujeres que emigran (sobre todo los primeros años de incorporación en el país de acogida), las mujeres indigentes, las mujeres con discapacidad, las ancianas, las niñas. Por cuestiones raciales, culturales y/o étnicas donde no se acepta la separación y el divorcio, y teme al rechazo del grupo étnico o familiar.
La mujer que sufre maltrato puede tardar años en hacerse consciente de la situación en la que está inmersa. Este proceso puede comprender varios intentos de abandonar la relación, que pueden hacerse efectivos o no.
¡NO
SEAS SUMISA!
LA
SUMISIÓN MATA POR DENTRO Y POR FUERA
¡FORTALECE
TU AUTOESTIMA!
¡SÉ
TÚ MISMA!
LLAMA...