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viernes, 14 de febrero de 2014

(SAN VALENTÍN) DESMITIFICACIÓN DEL AMOR ROMÁNTICO




El amor conyugal como todos los amores es un invento relativamente nuevo. En tiempos y culturas precedentes quedaba poco espacio para el amor porque lo que monopolizaba la atención era la supervivencia. La vida es muy distinta cuando se tiene que ocupar, desde el amanecer hasta el anochecer, de todas aquellas actividades necesarias para que podamos ver la siguiente salida del sol.

 Para muchas parejas lo que se inició como un amor apasionado, con la promesa de devoción y felicidad, quedó reducida a una domesticidad cotidiana en el mejor de los casos. Desgraciadamente, es frecuente contemplar como las relaciones de muchas parejas, terminan por parecerse más a una prueba de resistencia que a una promesa de felicidad que nos imaginamos inicialmente.





ETAPAS DEL AMOR

El nacimiento del amor
Al enamorarnos ocurren una serie de cambios bioquímicos y psicológicos en nuestro organismo. ¿Qué es lo que establece el denominado "flechazo"? Todos sabemos que existe como un sonar, un radar que envía y recibe algún tipo de señales que permite el intercambio entre dos personas aún antes de hablarse.
En algunos casos, en el momento en que dos personas se conocen, se despierta un interés mutuo y se desata de súbito un mecanismo de seducción. Hay sugestiones, lenguaje corporal, miradas y otras conductas que pasan por cambios en la piel (sonrojo), alteración del pulso, en los olores del cuerpo y cambios de actitudes en la forma de ser de cada uno. Conductas y procesos que son, tanto animales, biológicos, químicos y psicológicos, como procesos humanos estratégicos, cognitivos, donde interviene el pensamiento y la plena conciencia.


     La química del amor
¿Será verdad aquello de que lo nuestro es pura química...? Pues, las investigaciones de los psicólogos evolucionistas americanos, apuntan en esa dirección.
El amor, en sus estelares momentos iniciales, se manifiesta como una atracción que reúne una serie de características que tienen que ver con la bioquímica del organismo. Una sustancia en nuestro cerebro denominada feniletilamina obliga la secreción de la dopamina o la norepinefrina, que por sus efectos se parecen a las "anfetaminas", las cuales producen un estado de euforia natural cuando estamos con nuestra pareja.


Después de la pasión
En esta etapa cambian los patrones bioquímicos cerebrales. En lugar de "anfetaminas" el cerebro segrega ahora drogas "narcóticas": Las endomorfinas y las encefalinas que le dan a las personas gran seguridad, calma y paz espiritual.
Estas drogas -"narcóticas" por supuesto- bajan la pasión. Circunstancia que explica además, la primera crisis, que se produce a los tres o cuatro años de estar juntos la pareja.
Este es un momento muy importante que tiene que reconocer la pareja, porque entendiéndolo se puede evitar que muera el amor.    
           
    
 ¿Se muere el amor?
 Pues, depende.
Luego de la fase del enamoramiento frenético, hasta cierto punto irracional, se pasa a un amor más seguro y racional, en el cual no necesariamente se pierde lo pasional sino que se modifica.

El haber vivido juntos unos años desarrolla la intimidad, que es el fundamento de toda relación afectiva. Es el lenguaje de la confianza en el otro.
En la intimidad, se impone el pensamiento, el amor humano sobre el genético. Implica un trabajo a ejecutar. Tenemos que contarle al otro quiénes somos y para ello debemos darnos cuenta primero qué nos pasa, qué sentimos, qué nos pone tristes o alegres. Hay que aprender a mostrarnos para que nuestra pareja también lo haga, tanto en el aspecto físico como en el de comportamiento.

Buscar amistad, sinceridad, integridad, calidez, simpatía, valor, ternura, inteligencia, intereses comunes y compañerismo, es fundamental para desarrollar la intimidad.
Es como si la intimidad junto al amor desplazaran a la intensidad del deseo sexual y erótico.
Más no olvidemos que la vida cambia. Mantener todo como en el principio es una ilusión. Debemos comprenderlo y entender que el amor pasa por sus fases y que nuestro compromiso de amor con nuestra pareja, supone hacer todo lo posible para mantenerla.

Si decidiéramos cambiar de pareja, sólo por sentir otra vez la pasión, no olvidemos que una vez más volverá a repetirse el ciclo. Una y otra vez. 

http://www.inteligencia-emocional.org/pareja/ETAPAS_del_amor.htm






El mito del amor romántico

Es el primer problema con el que nos encontramos al enfrentarnos con la visión romántica del amor de pareja. Es falso por desmedido y no es, desde luego, un buen asiento sobre el que cimentar una relación de pareja. Sin embargo, es el eje sobre el que se cimenta el mito del amor romántico. Ser romántico supone estar enamorado, y estar enamorado es condición necesaria para formar una pareja y permanecer en ella. Se toma por tanto la parte por el todo: amor y enamoramiento pasan a convertirse así en sinónimos.
El cine, la música, la literatura o la televisión han sido los canales de transmisión y amplificación de esta idea de amor romántico. Nos la muestran como una idea clara y distinta  sobre “la verdadera naturaleza del amor” cuando en realidad está compuesta por una multiplicidad de ideas de carácter irracional y absurdas. Estas ideas no se nos revelan con toda su crudeza sino que se nos muestran de manera sesgada y casi subliminal.

El mito de la media naranja. Este mito hunde sus raíces en el del andrógino de la Grecia clásica. Más concretamente es en El banquete de Platón donde Aristófanes nos habla del amor como “un íntimo anhelo de restitución de una plenitud perdida”. Este mito supone que elegimos a la pareja para la que estábamos predestinados, la mitad que nos faltaba para llegar a la plenitud. Nos encontramos, por tanto, incompletos siempre y cuando no nos unamos con nuestra otra mitad. Es la relación de pareja la que dota de significado a cada parte.

El mito de la equivalencia. Éste es el mito generador de la idea de amor romántico. Supone la creencia de que amor y enamoramiento son equivalentes. Si tenemos en cuenta que la fase de enamoramiento tiene fecha de caducidad este mito nos conducirá inevitablemente a entender la dinámica de las relaciones de pareja de manera traumática. “Si una persona deja de estar apasionadamente enamorada es que ya no ama a su pareja y, por ello, lo mejor es abandonar la relación”.

El mito de los celos. Los celos serían un signo inequívoco de amor verdadero. Se es celoso porque se quiere a la otra persona. Así “dar celos” se ha convertido en una estrategia muy corriente para verificar el grado de amor que nos tiene la otra persona. Solo hay que echar un vistazo a los foros femeninos de Internet para ver hasta qué punto está extendido este mito. Un ejemplo real: “Siento que mi novio no se interesa por la relación, siento que está muy seguro de mí, el dice que me ama pero no lo demuestra, ¿qué hago????,¿le hago tener celos??, ¿me envío yo solita flores, chocolates, poemas o algo así???? ¿Creen que eso cambiará en algo?????”

El mito de la omnipotencia. Según el cual el amor todo lo puede. No hay obstáculo que el amor no pueda superar. Tiene el peligro de llevar a perdonar y justificar cualquier cosa por amor.

Si sumamos las consecuencias que se derivan de la aceptación de estos mitos se nos presenta un panorama verdaderamente desolador. No sólo por su falsedad sino porque en ocasiones puede resultar peligroso. Supone la idealización de un amor que tarde o temprano se dará de bruces con la realidad. Pero como a su vez estábamos predestinados a esa persona y el amor todo lo puede haremos lo imposible porque la relación perdure. Esta situación puede conducir a situaciones de alta tensión que algunas veces se canalizarán violentamente. Es así como volvemos al principio y ponemos en relación el mito del amor romántico con el terrorismo de pareja. Desde estas coordenadas es fácil de entender uno de los factores que pueden provocar la aparición de lo que se llama el síndrome de Estocolmo doméstico. “También debemos resaltar (entre los factores de vulnerabilidad a la violencia contra las mujeres en la pareja) el concepto de amor romántico, con su carga de altruismo, sacrificio, abnegación y entrega que todavía se les inculca a algunas mujeres. Esta forma de amar puede generar angustia y sometimiento total y absoluto a la pareja” según el informe que sobre el tema realizó en 1998 la Oficina del Defensor del Pueblo. 







El estudio realizado por la Universidad de las Illes Balears


y dirigido por Esperanza Bosch Fiol, titulado Del mito del amor romántico a la violencia contra las mujeres en la pareja (2007) se concluye con estas palabras:


“Quienes asumen el modelo de amor romántico y los mitos que de él se derivan (cosa que ocurre particularmente entre las mujeres) tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia y de permitirla puesto que consideran:


  •   Que el amor (y la relación de pareja) es lo que da sentido a sus vidas.

  • Y que romper la pareja, renunciar al amor es el fracaso absoluto de su vida (y no la promesa de una vida mejor).
  • Que como el amor todo lo puede han de ser capaces de allanar cualquier dificultad que surja en la relación (incluso aunque sea un maltratador irredento) lo que las lleva a perseverar en esa relación violenta.

  • Que la violencia y el amor son compatibles (o, incluso que ciertos comportamientos violentos son una prueba de amor) lo que es empleado por víctimas y agresores para justificar los celos, el afán de posesión y los comportamientos de control ejercidos por su maltratador como una muestra de amor, llegando, incluso a sugerirse que el amor sin celos no es amor, y trasladando la responsabilidad del maltrato a la víctima por no ajustarse a dichos requerimientos”.


 En definitiva, y como señalan estas mismas autoras: “un romanticismo desmedido puede convertirse en un serio peligro”.


Hay que desmitificar el ideario de amor romántico que a veces puede presentar una relación de violencia. En ocasiones la persona maltratada continua con el maltratador porque lo quiere y cree que no se volverá a dar una situación de violencia. Es importante entender que la violencia de cualquier tipo nunca es tolerable y que las personas que la sufren no deben seguir en esa situación por amor o por ninguna otra circunstancia.











http://www.inmujer.migualdad.es/mujer/mujeres/estud_inves/770.pdf






No permitas que la mano que cojas sea también la mano que te hunda.





  






CUENTO PARA REFLEXIONAR SOBRE EL AMOR ROMÁNTICO

 

 


EL AMOR Y LA PASIÓN

En un lejano reino, allí donde se cruzan los vientos del Este con los del Oeste, los del Norte con los del Sur, se hallaba una princesa locamente enamorada de un apuesto capitán de su guardia y, aunque tan sólo contaba con 18 años de edad, no tenía ningún otro deseo que casarse con él, aún a costa de lo que perdiera.
 Su padre que tenía fama de sabio no cesaba de decirle:
-“No estás preparada para recorrer el camino del matrimonio. El amor, a diferencia de la pasión, es también voluntad y renuncia y, así como se expande y se recrea en las alegrías, así también profundiza y se adentra a través de las penas. Todavía eres muy joven y a veces caprichosa. Si buscas en el amor del matrimonio tan sólo la paz y el placer no es éste el momento de casarte”.
- "Pero padre", decía ella, "sería tan feliz junto a él que no me separaría ni un sólo instante de su lado. Compartiríamos hasta el más oculto de nuestros deseos y de nuestros sueños."
 Entonces el Rey, reflexionando se dijo:
-"Las prohibiciones hacen crecer el deseo, y si le prohíbo que se encuentre con su amado, su deseo por el mismo crecerá desesperado. Pero, por otra parte, ella se asemeja a un tierno e inexperto capullo que desea abrir su fervor y fragancia...".
Y así, en medio de sus cavilaciones, de pronto recordó las palabras pronunciadas por el anillo de los sabios que, en ese momento, sonaron a sus oídos en boca de Kalil Gibran:

 "Cuando el amor llame a vuestro corazón seguidlo, aunque sus senderos sean arduos y penosos".
"Cuando sus alas os envuelvan, entregaos, aunque la espada entre ellas escondida os hiera".
"Y cuando os hable, creed en él, aunque a veces su voz rompa vuestros sueños, tal como el viento norte azota los jardines, porque así como el amor corona de jazmines y rosas, así también crucifica con espinas."
"Pero si en vuestro miedo, buscarais solamente la paz y el placer del amor, entonces, es mejor que cubráis vuestra desnudez y os alejéis de sus umbrales hacia un mundo de primaveras donde reiréis pero no con toda vuestra risa, y lloraréis, pero no con todas vuestras lágrimas."

 Tras el paso de esas resonancias, dijo el Rey al fin:
- "Hija Mía, voy a someter a prueba tu amor por ese joven. Vas a ser encerrada con él durante 40 días y 40 noches en una lujosa cámara de la Torre de Marfil del Castillo de Primavera. Si al finalizar este período, sigues queriéndote casar, significará que sabes de individualidad y resistencia. Significará también que ya eres madura de corazón y que estás preparada para la creación de un hogar. Entonces te daré mi consentimiento."
 La princesa, presa de una gran alegría, dio un abrazo a su padre y aceptó encantada someterse a la prueba. Se diría que su mente estallaba plena de imágenes y expectativas en las que rebosaba felicidad.
Y en efecto, todo discurrió armoniosamente durante los primeros días, en los que los amantes no cesaban de saciar sus deseos anteriormente retenidos, y colmar sus íntimas carencias... pero tras la excitación y la euforia de las caricias, besos y susurros de las luces, no tardaron en presentarse las dudas y contradicciones de las sombras que al no saber cómo entenderlas y vivirlas, se convirtieron en rutina y aburrimiento. Y lo que al principio sonaba a embelesadora música a oídos de la princesa, se fue tornando en sonido infernal.
Aquella hermosa joven de cabellos púrpura comenzó a vivir un extraño vaivén entre el dolor y el placer, entre la alegría y la tristeza, entre la admiración y el rechazo, por lo que antes de que transcurrieran dos semanas, la princesa ya estaba suspirando por otro hombre del pasado o del futuro, llegando a repudiar todo cuanto dijera o hiciera su amante.
 A las tres semanas, se encontraba tan harta de su pareja que, presa de una intensa rabieta, se puso a chillar y aporrear la puerta de la celda.
Cuando al fin consiguió salir, volvió a los brazos de su padre, agradecida de haber sido liberada de aquel ser que aún no entendía cómo había llegado primero a amar y más tarde aborrecer.
 Al tiempo, cuando la princesa recobró la serenidad perdida, y encontrándose junto a las azucenas del jardín real, dijo a su padre:
-"Háblame del matrimonio, Padre".
Y el sabio Rey contestó:
-"Escucha atentamente lo que dicen los poetas de mi reino":
Nacisteis juntos y juntos para siempre. Pero, Dejad que en vuestra unión crezcan los espacios. Amaos el uno al otro, más no hagáis del amor una prisión. Llenaos mutuamente las copas, pero no bebáis de la misma. Compartid vuestro pan, más no comáis del mismo trozo. Y permaneced juntos, más no demasiado juntos. Porque ni el roble ni el ciprés crecen uno a la sombra del otro. (Palabras de Kalil Gibran. “El Profeta”).


REFLEXIONES


·                       ¿Todavía existe alguien que, al igual que la princesa del relato, confunde la pasión con el amor?


Su propio padre sabe que la diferencia ente el amor y la pasión es sencilla. Al parecer, el Rey desea transmitir a su hija que la pasión busca la felicidad en el otro, mientras que el amor busca la felicidad del otro.
Un matiz aparentemente minúsculo pero que puede revolucionar una relación desde su raíz más profunda.

·                      ¿Cree todavía alguien que la pasión va a durar a lo largo de ese “viaje de novios” de 40 días en una lujosa celda?

El Rey sospecha que aunque en los eufóricos inicios de la pasión de su hija se anhele la perpetuidad del placer y del gozo, pasado un tiempo, la Vida reclamará movimientos y renovación. Y sucederá entonces que allí donde se sentía atracción comienzan a experimentarse puntos de rechazo, allí donde había admiración brotan toques de crítica y negación, y allí donde había luz comienza a verse también la sombra.

·                       ¿Qué puede hacer cada miembro de la incipiente pareja del cuento de la vida, para paliar esta decadencia que todo ciclo de pasión conlleva?


Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias. Abraham Lincoln

Tal vez el arte de la pasión consista en convertirla paulatinamente en amor y consciencia. Y así como un jardín silvestre cuando es cultivado alcanza su máximo esplendor y belleza, de la misma forma, la energía-atención dedicada a la relación de pareja puede convertir la pasión ego-centrada en amor cooperativo y motivadora complicidad.

·                       ¿Qué ventaja tiene tal conversión?

 En una sociedad desarrollada en donde la mayor parte de los seres humanos han resuelto el problema de la comida y del techo, resulta que el logro de la felicidad o el padecimiento de la desgracia, comienza a ser un asunto fundamentalmente emocional y ligado a la calidad de las relaciones íntimas.

·                       ¿Cuál es la causa de tantas tormentas en las relaciones actuales?

·                        ¿Cuál parece ser el motivo de los problemas que atraviesan las parejas?


Acusar a los demás de los propios infortunios es un signo de falta de educación.
Acusarse a uno mismo demuestra que la educación ha comenzado. No acusarse uno mismo ni acusar a los demás demuestra que la educación ha sido completada. Epícteto

En este sentido puede considerarse que las “dependencias” es uno de los problemas que desencadenan mayor conflictividad. En el cuento del “Amor y la Pasión” se ve a una princesa que parece no haber todavía desarrollado su plena individualidad e independencia emocional. Se trata de un ser que vive el apego dependiente y siente a su incipiente pareja como la “panacea” de su existencia. La princesa mitifica a su amado, creyendo que la luz que su mente “proyecta” en él con toda clase de virtudes se va a perpetuar, sin saber que ésta perdurará mientras dure la intensa inflación hormonal y las compensaciones emocionales en las que se ve envuelta.

·                       ¿Qué sucede cuando en una relación se siente que se quiere a alguien porque se le “necesita”?


Después de un tiempo, uno aprende la diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Anónimo


·                        ¿Piensa alguien todavía que el “te quiero porque te necesito” o el “no puedo vivir sin ti” significa más amor?, “no puedo dormir si me llamas”...”si no te quisiese tanto no me preocuparía tanto por ti y viviría mi vida” ¿Son manifestaciones de amor o realmente estamos hablando de dependencia e inmadurez emocional?

Aunque el mito de la “media naranja” esté divulgado en el cine y en la literatura de manera prolija, si se reflexiona más profundamente, ¿quién osa declararse la mitad de algo o alguien? ¿Quién se atreve a decretarse mutilado en espera de la llegada de su mitad existencial, un ente fantasmal que puede vagar por los mundos sin remedio?
 En realidad, el fundamento de la pareja no se basa en dos “medias naranjas” complementarias que se necesitan, sino en dos “naranjas enteras” que se relacionan desde su plena singularidad.
El mito romántico de la “media naranja” es tan bello como lo pueda ser el juego emocional de la pasión. Pero el nivel de amor al que la raza humana va llegando se basa en aspectos tales como la lealtad y el respeto, el cariño y el cuidado, la comprensión y el silencio, que, a menudo, nada tienen que ver con las películas tan adormecedoras de Hollywood.
 El “anillo de los sabios” del cuento afirma la necesidad de “darse espacios” en el seno de una relación. El hecho de soltar los apegos y saber vivirse a uno mismo en todos los procesos internos de crisis y transformación a los que nos vemos sometidos es, con frecuencia, un reto de independencia y confianza.

“Amar a un ser humano es ayudarle a ser libre”. Ramayat

En la esfera de la libertad con mayúsculas, no conviene confundir independencia con desamor. La independencia no significa desinterés hacia la vida del otro, sino la posibilidad de ejercer la propia autonomía sabiéndose “naranja entera” que viaja en compañía solidaria y amorosa de otra u otras “naranjas enteras”. La independencia no se basa en vivir la vida ajena en aras de lo importante que la otra persona es para uno, sino más bien, vivir plenamente la propia vida en relación con otra u otras vidas.
Las sabias palabras del cuento: “No comáis del mismo pan ni bebáis de la misma copa... Permaneced juntos más no demasiado juntos...”

·                        ¿Significan que la pareja puede incluso vivirse en dos dormitorios o en dos casas? ¿Significa que ambos mantienen sus propios amigos, los cuales no tienen por qué ser necesariamente conocidos por el otro miembro de la pareja? ¿Significa que el control y el miedo a la pérdida del ser amado han dejado de ser un virus de la inmadurez y la dependencia? 


Hay un secreto para vivir feliz con la persona amada: no pretender modificarla. Simone de Beauvoir


·                        ¿Quién es capaz de comprometer algo tan irracional como sus sentimientos y su deseo sexual para toda la vida?

En todo caso, la persona podrá comprometer su voluntad de querer superar las crisis, de decidir cada día comprender al otro y valorarlo, de optar cada instante por ejercer la complicidad y el respeto, de hacer frente a responsabilidades comunes, pero todo ello no podrá ser otra cosa que una decisión que ocurre de instante a instante... un camino que, paso a paso, puede llegar a durar toda una vida.


Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige sino por lo que ofrece. Jacinto Benavente

Ante este panorama, el grado de comunicación existente entre los miembros de una pareja es el termómetro de la relación. Una buena comunicación es el “antivirus” más potente a la separabilidad y el reproche tan común en las personas frustradas que “pasan factura” a su pareja del propio encarcelamiento emocional. En cierto modo, cuánto mejor es la relación con uno mismo, mejor es la relación con la pareja, porque en última instancia, el que tiene un problema con el otro, lo que, en realidad tiene es un problema consigo mismo, un problema que debe asumir y primeramente enfrentar y resolver.

El ser humano grande es quien en medio de la multitud, mantiene con perfecta delicadeza la independencia de la soledad. Emerson

 Cuando un miembro de la pareja necesita espacio para ser él mismo y observarse y experimentarse en plena intimidad, no siempre es bien entendido por los otros. Los miedos, los apegos y las dependencias tienden a crear situaciones inmaduras de “todo o nada” que, en realidad no resuelven, sino que intoxican y  bloquean.
Tal vez, el trabajo de un ser humano consciente sobre las propias áreas de sus relaciones consista en encontrar, entre los polos del blanco y del negro, su particular gama de grises. Tal y como dijeron los Budas precedentes: En el “sendero medio” está la virtud y el equilibrio.
 José María Doria



Lectura Recomendada:
                   El (estúpido) príncipe azul y otros mitos sobre el amor



Autoras: Flor Aguilera y Alejandra Rodríguez
Editorial: Random House Mondadori S. A. (Bogotá, Colombia)
Fecha de edición: Agosto de 2008
ISBN: 9789586396929
Colección: Grijalbo


Reseña: Mujer soltera busca… seguir felizmente soltera.
Desde niña le han llenado la cabeza de historias irreales sobre príncipes azules, medias naranjas y un sinnúmero de otros conceptos equivocados sobre el amor. Le han hecho creer además, que las mujeres solteras viven amargadas, infelices, incompletas y en constante espera de que llegue un hombre a rescatarlas.

Éste no es un libro de recetas para encontrar pareja. Se trata de una charla entre dos amigas, Flor y Alejandra, que celebran su libertad y autonomía. Desean desmitificar el amor romántico y afirmar que la soltería es un estado de goce, crecimiento, mucha diversión y sobre todo de realización.