La Campaña Mundial por la Educación, bajo el lema “Sumemos capacidades. Por
el derecho a una educación inclusiva”, reivindica en todo el mundo el derecho
de niños y niñas con necesidades educativas especiales a recibir una educación
de calidad, sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades,
tal y como queda reflejado en la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad. Además, pone de manifiesto el valor que la educación
inclusiva aporta a toda la sociedad en su conjunto, ya que reduce los niveles
de pobreza y favorece el desarrollo.
En el mundo, 93 millones de niños y niñas tienen algún tipo de
discapacidad, lo que supone menos posibilidades de finalizar sus estudios y una
de las causas de las mayores causas de marginación y exclusión en la educación.
En Burkina Faso, tener una discapacidad aumenta en dos veces y media el riesgo
de que niños y niñas no vayan al colegio y en Nepal, el 85% de los niños y
niñas no escolarizados tienen algún tipo de discapacidad. En demasiadas
ocasiones, la población infantil con necesidades educativas especiales es la
gran olvidada a la hora de reclamar el derecho a la educación. Forman el
colectivo más marginado y excluido de la educación. Esta desigualdad se
acentúa en países de renta media y baja. Se reconoce además, que las mujeres y
niñas con discapacidad experimentan múltiples desventajas, siendo objeto de una
doble exclusión.