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lunes, 18 de enero de 2016

MODALIDADES DEL DISCURSO EN LA NARRACIÓN



Modalidades del discurso en la narración:

Para reproducir la información de una conversación podemos utilizar dos métodos:
ESTILO DIRECTO
ESTILO INDIRECTO

          -Repitiendo las mismas palabras empleadas a lo largo del diálogo.




Ejemplo: María dijo: "Estoy cansada".


Se ha reproducido las palabras textuales de María.


En el estilo directo encontramos un verbo introductor (decir, preguntar, explicar,...), seguido de dos puntos (:); la frase textual aparece entre comillas (“... ").


Ejemplo: María dijo: "Estoy cansada".

         - Modificando la forma de la conversación manteniendo el contenido.




Ejemplo: María dijo que estaba cansada.


Se ha expresado la idea que indicó María, pero adaptándola al momento presente.


En el estilo indirecto esta estructura es diferente: el verbo introductor suele aparecer seguido de la partícula que, y el contenido no se presenta entre comillas; los dos puntos tampoco son necesarios.


Ejemplo: María dijo que estaba cansada.


ESTILO INDIRECTO LIBRE

    Los pensamientos de un personaje se mezclan con la voz del narrador. Es el modo más complejo, ya que “consiste en la reproducción no textual del pensamiento de un personaje por medio de la tercera persona del narrador (…) los verbos van conjugados en imperfectos, pluscuamperfecto y condicional.
   En la novela realista se emplea con frecuencia el estilo indirecto libre, en el que los pensamientos de un personaje se mezclan con la voz del narrador.
La construcción  sintáctica en estilo indirecto con ausencia del verbo principal sirve para interiorizar el suceso en la mente de un personaje, para fundir el pensamiento del narrador y el del personaje o para contemplar la realidad de lo que sucede, desde un enfoque interior.

   Ejemplo: “Jacinta notó que su marido dormía profundamente. Creyó que hablaba en sueños; pero no, era simplemente quejido sin articulación que acostumbraba a lanzar cuando dormía, quizá por causa de una mala postura… El pérfido guardaba tan bien las apariencias que nada hacía ni decía en familia que no revelara una conducta regular y correctísima. Trataba a su mujer con un cariño tal que…, vamos, se le tomaría por enamorado”. Fortunata y Jacinta.  Galdós.

<< Sólo faltaría, a la vuelta de los años, cuando desde hacía muchos todos se había vuelto irremediable, acabase por convertirse en la mujer grata que había sido en un principio y él se viese entonces en la necesidad de no despreciar a aquella arpía, a aquella hidra a la que había aborrecido durante tanto tiempo (…) Por eso sería mejor no confiarse, mejor no hacerse ilusiones y mantenerse vigilante>> (Alfredo Conde).


EL MONÓLOGO INTERIOR
 Reflexiones del personaje  como si el autor estuviera dentro del personaje mismo y la novela se fuera haciendo dentro del cerebro de éste. Se trata de un discurso sin receptor, puesto que no ha sido pronunciado: el sujeto deja libre a su pensamiento, que fluye sin interrupciones y no se dirige a nadie, sino que simplemente reflexiona, discurre para sí mismo. Parte final de Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos.