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domingo, 21 de febrero de 2016

ESQUEMAS: LITERATURA NEOCLÁSICA



LA LITERATURA NEOCLÁSICA

En el siglo XVIII se desarrolla la Ilustración, un movimiento intelectual que defiende la razón y confía en el progreso y en la educación. Asimismo, el nuevo modelo estético del Neoclasicismo recupera los principios del arte clásico.

EL SIGLO XVIII: CONTEXTO HISTÓRICO

El siglo XVIII se abre en España con una guerra civil (1700-1714). El rey Carlos II murió sin hijos y España se dividió entre dos candidatos a la sucesión: Felipe de Borbón, nieto del rey francés Luis XIV, y el archiduque Carlos de Austria. La guerra terminó con la confirmación de Felipe de Borbón como rey de España, bajo el nombre de Felipe V. Con él se entronizó en España la dinastía de los Borbones. Este hecho facilitó la entrada del pensamiento ilustrado. Los Borbones impusieron una monarquía centralista, según el modelo francés, y emprendieron un conjunto de reformas que tenían por objeto la modernización del país. Para ello se rodearon de una minoría culta, los llamados ilustrados, que participaban en el gobierno de la nación. Otros reyes de este siglo fueron Fernando VI, Carlos III, que sometió al país a abundantes reformas y decretó la expulsión de los jesuitas, y Carlos IV. La dirección del país durante el reinado de este último estuvo fuertemente marcada por la personalidad de Godoy, su valido desde 1793.

El modelo político de la Ilustración es el despotismo ilustrado. Los gobernantes persiguen la mejora de las condiciones de vida del pueblo y la extensión de la educación a todas las clases sociales, pero se sigue manteniendo la concepción absolutista del Estado: el rey conserva todos los poderes y no se permite la participación democrática en la toma de decisiones. Esta fórmula se resume en el lema que identifica al despotismo ilustrado: «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo».

Sin embargo, en las últimas décadas del siglo, el deseo de la burguesía de obtener representación política da origen en Francia a un amplio movimiento revolucionario, la Revolución francesa (1789-1799), que se desarrolla bajo el lema de libertad, igualdad, fraternidad. Este movimiento, cuyo objetivo era establecer un orden social más igualitario mediante la abolición de los privilegios de los nobles y del clero, cuestiona el poder absoluto de los reyes y sienta las bases de los Estados modernos.


MENTALIDAD EN EL SIGLO XVIII: LA ILUSTRACIÓN

La Ilustración es un movimiento intelectual y político que determinó el pensamiento europeo durante la mayor parte del siglo XVIII. Se caracterizaba por la confianza en la razón y en la experimentación científica como medios de conocimiento. Los principales focos de la Ilustración surgieron en Alemania, Inglaterra y Francia. Probablemente fue en este último país donde este movimiento tuvo una mayor difusión social. Allí, estuvo encabezado por los enciclopedistas, que intentaron sistematizar el saber para hacerlo accesible al mayor número de personas. De este modo, en la Enciclopedia de Denis Diderot y Jean d'Alembert, se establecieron muchos de los principios de la ciencia actual. El siglo XVIII fue denominado el Siglo de las Luces precisamente en referencia al poder iluminador que esta época otorgó a la razón y a la ciencia.

La Ilustración se encontró en España con sectores hostiles, pero paulatinamente, y con el apoyo de la dinastía borbónica, la cultura ilustrada fue penetrando por distintas vías: las traducciones de libros, los viajes de intelectuales españoles a otros países y la difusión mediante periódicos y revistas contribuyeron a su expansión.

La aplicación sistemática de la razón a la comprensión de la realidad implica revisar y someter a debate, con un profundo sentido crítico, tanto las ideas como las creencias más arraigadas. La Ilustración rechazó la superstición y la ignorancia, a las que se considera fuentes de todo atraso. La primera consecuencia de tal novedad es la separación entre la Iglesia y el Estado.

Dado que la inmensa mayoría de la población se hallaba sumida en el analfabetismo, se pensaba que solo mediante la educación podría transformarse la sociedad. Por eso, la difusión de estos principios se convirtió en una prioridad, lo cual afecta a la propia naturaleza de la obra literaria: los escritores no escriben para entretener, sino para transmitir una enseñanza. Este hecho explica que géneros como el ensayo o la fábula tengan un notable desarrollo, mientras que la novela pierde importancia.

Para conseguir sus ideales, los ilustrados promovieron numerosas asociaciones desde las que proponían distintas acciones para la mejora de la sociedad. Crearon, por ejemplo, las denominadas Sociedades de Amigos del País, desde las que se instaba al fomento de la agricultura, el comercio, la industria, las artes y las ciencias. También se crearon numerosos organismos e instituciones culturales, entre los que destacan el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia y la Real Academia Española. Esta última fue constituida en 1713 bajo el lema «Limpia, fija y da esplendor», con el propósito de mantener la pureza del idioma, y sus primeras publicaciones fueron el Diccionario de autoridades, la Ortografía y la Gramática.

 

LA LITERATURA DEL XVIII: EL NEOCLASICISMO

CARACTERÍSTICAS
En literatura se impuso el Neoclasicismo: los autores ilustrados buscaron un nuevo modelo estético que respondiera a sus aspiraciones de mejora de la sociedad, de aplicación del pensamiento racionalista y de divulgación del conocimiento. Esto explica que triunfaran los principios clásicos, basados en la armonía y el equilibrio, y que se rechazaran los excesos de la imaginación y de la expresión que habían caracterizado a la literatura barroca. Al igual que había sucedido en el Renacimiento, el arte clásico se convirtió en el modelo de los ilustrados.

La literatura neoclásica queda también sujeta a la razón. Se escriben por entonces tratados que establecen las reglas a las que se debe someter toda obra literaria, como la Poética de Luzán (1737). En el siglo XVIII se defendían los siguientes principios en literatura:
  • La obra debía responder a un modelo universal y tenía que ser un reflejo de la realidad, ajustado a los principios de verosimilitud y decoro.
  • Las creaciones debían seguir la preceptiva clásica, sin mezclar lo trágico y lo cómico.
  • La literatura debía tener esencialmente una intención didáctica. La obra literaria había de cumplir el principio clásico de «enseñar deleitando». Sin embargo, el arte dieciochesco produjo también una literatura de inspiración clásica en la que se recreaban los placeres de la vida dentro de un entorno natural poblado por figuras mitológicas.
  • La creación literaria se guía por la razón, por lo que los escritores manifiestan su espíritu crítico ante el mundo que los rodea.
A finales del siglo, algunos escritores rechazan la rigidez de la normativa neoclásica y ensalzan los sentimientos por encima de la razón. Este movimiento se denomina Prerromanticismo, ya que anuncia ciertas características románticas.

PRINCIPALES GÉNEROS DE LA LITERATURA NEOCLÁSICA
El espíritu crítico y el afán didáctico impregnan los géneros tradicionales y fomentan el desarrollo de otros, como el ensayo o la fábula.



PROSA
Ensayo
El ensayo permite la divulgación del pensamiento ilustrado. Los principales ensayistas son Benito Jerónimo Feijoo y Gaspar Melchor de Jovellanos.

Prosa de ficción
En la prosa de ficción, destacan la novela Fray Gerundio de Campazas, del padre Isla, y las obras de José Cadalso: Cartas marruecas, en la que la sátira social se vale del género epistolar, y Noches lúgubres.






POESÍA
La poesía se va a guiar por los criterios de didactismo y «buen gusto» y por la admiración a los autores grecolatinos propia de la época. Así, se desarrolla una poesía utilitaria y filosófica junto a una lírica sensorial de inspiración clasicista, que recupera géneros como las anacreónticas o que regresa a la ambientación bucólica. Ambas tendencias están representadas por Juan Meléndez Valdés, el poeta más significativo del siglo. La poesía en boca de pastores permite al autor neoclásico expresar sus sentimientos de una forma indirecta. Por su parte, las anacreónticas deben su nombre al poeta griego Anacreonte; en ellas se transmiten los deleites de la vida y se tratan temas como el amor, los banquetes y el vino. Asimismo, se recupera la fábula, género que se adapta perfectamente a la intención ilustrada de enseñar deleitando. Sus principales cultivadores son Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego.

TEATRO
En el teatro se impone la preceptiva clásica y se rechaza la comedia barroca. Conscientes de la importancia social del fenómeno dramático, los ilustrados quisieron utilizarlo para difundir su ideología, como se observa en las obras de Leandro Fernández de Moratín.

LA ILUSTRACIÓN  - SIGLO XVIII – EL SIGLO DE LAS LUCES
Es un siglo de corrientes contrapuestas en el que se abren las contradicciones del siglo siguiente.


Aspectos
-Predominio de la burguesía sobre la aristocracia. Fomento del espíritu crítico.
-Se impone la razón frente a la fe.
-Se rechaza el principio de autoridad. Despotismo ilustrado.
-Se experimenta y reflexiona sobre la realidad.


España
-Lucha contra el Barroco y toma de contacto con el clasicismo francés.
-Neoclasicismo, se aceptan los principios estéticos fijados desde el siglo anterior  por el clasicismo francés.
-Prerromanticismo, que en las últimas décadas del siglo, se opone al neoclasicismo y rehabilita la acción del sentimiento en el arte, por influjo inglés.



Literatura
-Se cultiva poco la literatura de creación. Interesan más el ensayo y la sátira.
-En el teatro se impone la regla de las tres unidades.
-La lírica apenas tiene manifestaciones de interés.
-Arraigan las obras  filosóficas y las fábulas moralizadoras.
-Se instala en todo el prosaísmo y el sentido común.
-Se trata en todos los géneros temas emotivos, nocturnos y lacrimosos que preludian el Romanticismo.

NEOCLASICISMO - SIGLO XVIII




POESÍA

Neoclásicos
Juan Meléndez Valdés: letrillas, romances.
José Cadalso: Ocios de mi juventud.
Gaspar Melchor de Jovellanos: Sátiras y Epístolas.
Fabulistas
Tomás de Iriarte: Fábulas literarias.
Félix María de Samaniego: Fábulas morales.
Prerrománticos
Nicasio Álvarez Cienfuegos: Anacreónticas.
Manuel José Quintana: Odas, El panteón del Escorial.


PROSA

Prosa
Diego de Torres de Villarroel: Vida, ascendencia,…
José Cadalso: Cartas marruecas.
Gaspar Melchor Jovellanos: Informe sobre la Ley Agraria.
Padre Isla: Fray Gerundio de Campazas.
Didáctica
Fray Jerónimo Feijoo: Teatro crítico universal.


TEATRO
Tragedia
Vicente García de la Huerta: La Raquel.
Comedia
Leandro Fernández de Moratín: El sí de las niñas, La comedia nueva.
Sainete
Ramón de la Cruz: El fandango del candil, Manolo.