LITERATURA ROMÁNTICA
Primera mitad del siglo XIX
El Romanticismo responde al impulso revolucionario de la primera mitad del
XIX. Basado en la exaltación del individuo y en el culto a la libertad
artística, supuso la victoria del sentimiento sobre la razón.
CONTEXTO Y CARACTERÍSTICAS
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En la primera mitad del siglo XIX se originaron
grandes tensiones en Europa: en la
política, junto a ciertas revoluciones de signo liberal, aparecen
movimientos reaccionarios que pretenden restaurar el Antiguo Régimen; la economía
está marcada por la revolución
industrial, y la burguesía,
protagonista de estos cambios, verá su posición amenazada hacia 1850 por
una nueva clase social: el
proletariado.
Durante este período, España experimentará momentos de inestabilidad política que
impedirán su verdadero desarrollo y que determinarán la tardía implantación
del Romanticismo. Durante la Guerra de
la Independencia (1808-1814), se promulgó en Cádiz una constitución de signo liberal (1812).
Sin embargo, cuando Fernando VII llegó al trono en 1814, abolió la constitución e impuso de nuevo
el absolutismo, que se vio amenazado por la sublevación de Riego y el
Trienio Liberal. La restauración del poder absoluto del monarca vino
acompañada por una época de dura represión, que ocasionó el exilio de muchos
liberales.
Tras la muerte del rey en 1833, que desencadenó
una guerra civil entre carlistas (absolutistas) e isabelinos (liberales) por el motivo
de la sucesión, se concedió una amnistía que permitió el regreso de los
exiliados y, con ello, el verdadero desarrollo
del Romanticismo en España. En este momento se abre un período marcado
por las regencias de María Cristina y
de Espartero durante la minoría de edad de Isabel II. El ministro liberal
Mendizábal decretó durante la regencia de María Cristina la expropiación de
bienes eclesiásticos (lo que se conoce como desamortización de Mendizábal). Esta medida, que se
planteó como un saneamiento económico, responde también al enfrentamiento que
durante estos años vivieron la Iglesia (que había apoyado a los carlistas) y
el régimen liberal. El acceso de Isabel
II al trono en 1843 abre de nuevo una época de retroceso en las libertades que se verá materializado en la
dictadura de Narváez en 1848.
El auge del Romanticismo en España fue muy breve (entre 1833 y 1850, cuando
ya había comenzado su declive en
Europa). A partir de 1850, aparece en el horizonte literario una nueva
tendencia: el Realismo. Este convive con la manifestación tardía del
Romanticismo, el Posromanticismo, en el que se inscribe la obra de Bécquer y Rosalía de Castro.
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MENTALIDAD ROMÁNTICA Y LITERATURA |
Frente al equilibrio clásico, las normas y el
didactismo dominantes en el siglo XVIII, los románticos defendieron la originalidad. Se
concibe al artista como un ser dotado de un genio creador que no debe ser
coartado. La libertad
en la vida y en el arte es base del pensamiento romántico, tal y como lo
expresa Larra:
“Libertad en literatura, como en las artes, como
en la industria, como en el comercio, como en la conciencia. He aquí la divisa
de la época”.
Larra
Los autores románticos concretan esta
mentalidad en los siguientes rasgos:
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LA PSICOLOGÍA DEL ROMÁNTICO
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El Romanticismo - como el Renacimiento o el Barroco
- no se reduce a un fenómeno literario, sino que abarca todos los aspectos de
la cultura de la época - desde la política hasta el arte, desde la literatura
hasta las modas -, porque en el fondo viene a consistir en una especial
actitud frente a la vida. De ahí que deba hablarse de la psicología del
hombre romántico.
Estos
son sus rasgos principales:
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ESPÍRITU INDIVIDUALISTA
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Uno de los rasgos capitales del Romanticismo reside
en su espíritu individualista. El Romanticismo equivale a la rebelión
del individuo, a la violenta exaltación de la propia personalidad. El
"yo", al que ahora se le tributa un culto frenético, constituye el
máximo objetivo de toda la vida espiritual. El mundo externo apenas conserva
otro valor que el de mera proyección subjetiva. Agudo egocentrismo que tiene
sus raíces en la doctrina enciclopedista (defensora de la postura crítica
intelectual) y en el mundo prerromántico (rehabilitador del mundo de las emociones
personales).
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AISLAMIENTO
Y
SOLEDAD
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El hombre romántico se caracteriza también por su aislamiento
y soledad, temas básicos del Romanticismo. Su individualismo está marcado
sobre todo por su conciencia aguda y dolorosa de la propia personalidad, de
ser distinto de los demás, que en ciertos casos incluso deriva en un
sentimiento de superioridad - su genio, su desgracia o infelicidad mayor que
las de nadie -. Esta es la razón por la cual el yo del artista pasa a ocupar
el primer plano de la creación. Los sentimientos expresados en las obras
románticas son los de sus creadores, quienes expresan su insatisfacción con
el mundo, su ansia de infinito, su búsqueda del absoluto, su amor apasionado,
su deseo vehemente de libertad, sus estados de ánimo, . Por este motivo la
poesía lírica o la música son a lo largo de todo el siglo XIX las artes
supremas.
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ANSIA DE LIBERTAD
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El ansia de
libertad : El ya mencionado individualismo del hombre romántico produce
en él una protesta contra las trabas que hasta entonces tenían cohibido su
espíritu, lo cual deriva consiguientemente en un ansia de libertad que se
refleja en todas las manifestaciones de la época: el arte, la literatura, la
música, la industria, el comercio, la conciencia,...
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IRRACIONALISMO
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Los románticos rechazan la razón y todo lo racional.
Sus temas preferidos están relacionados con lo sobrenatural, la magia y el
misterio. A estos románticos les falta un pensamiento sistemático y
coherente; no comprenden ni interpretan el mundo de una forma global.
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SUBJETIVISMO
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En el romanticismo se le concede una gran
importancia a las emociones, los sueños o las fantasías. Como formas de
conocimientos principales se aceptan la intuición, la imaginación y el
instinto; es decir impulsos no racionales, marcados por los sentimientos. La
pasión se considera una fuerza superior a la razón.
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EL ESPÍRITU
IDEALISTA
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Los románticos sienten una gran predilección por lo
absoluto, lo ideal, en conexión con la filosofía idealista, esencialmente
alemana, que se impone con fuerza en toda Europa durante la primera mitad del
siglo. Por este motivo buscan desesperadamente la perfección, lo absoluto, lo
cual explica, por una parte su necesidad de acción, su vitalismo, pero por
otra, los anhelos insatisfechos que derivan en su frustración e infelicidad.
Ese vago aspirar hacia un mundo superior al de las realidades sensibles y que
la razón no acierta a definir, cristaliza a menudo en unos ideales concretos,
que el romántico se impone como norte de su vida: la Humanidad, la Patria, la
Mujer. Hacia estos objetivos concretos el hombre romántico dirige sus
ardorosos afanes: el sentimiento filantrópico, el ideal patriótico y el amor,
al que a menudo se le une un vago misticismo.
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ANGUSTIA METAFÍSICA
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Al haber perdido la confianza en la razón, el ser
romántico es por naturaleza alguien inseguro e insatisfecho, lo cual da lugar
a la desazón vital romántica. El romántico siente la vida como un problema
insoluble. Su instinto le denuncia la existencia de fuerzas sobrenaturales
que escapan a todo conocimiento racional y una invencible angustia sobrecoge
su ánimo. Se sabe víctima de un ciego Destino sin justificación lógica e
increpa a la Naturaleza, que contempla impasible su dolor. La idea de
infinito preside su vida; de ahí su inquietud febril y su terrible
desequilibrio. Este aspecto es, sin embargo, también motor de la creación
artística en la búsqueda constante del romántico de respuestas y soluciones a
las dudas y problemas que se plantean.
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CHOQUE CON
LA REALIDAD
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Otro tema importante en el Romanticismo es el del
desengaño que deriva del choque entre el yo hipertrofiado romántico y la
realidad prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales. El
romántico - arrastrado por las imágenes que él mismo ha creado en su interior
- se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho
lleva al hombre romántico, falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un
violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas
morales, sociales, políticas o religiosas.
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EVASIÓN
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Otro tema importante en el Romanticismo es el del
desengaño que deriva del choque entre el yo hipertrofiado romántico y la
realidad prosaica y gris que no da satisfacción a sus anhelos e ideales. El
romántico - arrastrado por las imágenes que él mismo ha creado en su interior
- se encuentra con que la realidad no responde a sus ilusiones. Este hecho
lleva al hombre romántico, falto de serenidad para aceptar su ambiente, a un
violento enfrentamiento con el mundo y a rebelarse contra todas las normas
morales, sociales, políticas o religiosas.
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NACIONALISMO
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En el Romanticismo aparece una cierta obsesión por
buscar las raíces de cada pueblo en su historia, en su literatura, en su cultura.
Es ahora cuando se inventa el concepto de pueblo como entidad espiritual
supraindividual a la que pertenecen individuos concretos que comparten una
serie de características comunes: lengua, costumbres, folclore. Así se
comprende la revitalización de los antiguos poemas épicos y de las leyendas y
tradiciones locales. Es evidente que estas ideas románicas se oponen
frontalmente al espíritu universalista de la Ilustración.
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LOS TEMAS
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SOLEDAD
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Es propio del Romanticismo además el gusto por la
soledad. Los románticos huyen de la realidad mediante el refugio en sí
mismos, lo cual justifica la preferencia por lugares solitarios como
castillos, cementerios, jardines, espacios apartados o recónditos, oscuros,
... Esta soledad del romántico nace también de la afirmación de su yo, de su
individualismo.
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NUEVA SENSIBILIDAD
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Durante el Romanticismo se prolonga y amplía el
sentimentalismo manifiesto ya en muchos autores ilustrados y que sitúa en
primer plano la intimidad. Resultan características la introspección, la
nostalgia, la melancolía, la tristeza y la soledad, a la vez que se extiende
el sentimiento de fugacidad e infelicidad de la vida humana, lo cual provoca
la típica angustia romántica. El gusto por lo sombrío y crepuscular son
reveladores de tal sensibilidad.
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NATURALEZA DINÁMICA
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El artista romántico representa la naturaleza en
forma dramática, en movimiento y con preferencia por la ambientación nocturna
frente a la naturaleza artificiosa y bucólica propia del Neoclasicismo. Se
oponen pues a la mesura y armonía neoclásicos el desorden y la falta de
proporción. La naturaleza se identifica en el Romanticismo con los estados de
ánimo del creador, y, según sean éstos, es turbulenta, melancólica o tétrica;
es pues, una proyección de sus sentimientos. La naturaleza está, a su vez, por
encima de todo, algo que se puede apreciar claramente en el tópico romántico
de las ruinas, símbolo del predominio de la naturaleza sobre el hombre y sus
obras.
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TIPOS DE ROMANTICISMO
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La aceptación de la ideología
romántica adquiere diversos matices:
- El Romanticismo tradicional rechaza los
preceptos ideológicos neoclásicos, pero se apoya en otros valores
tradicionales como la religión, la monarquía absoluta o el patriotismo.
Dentro de esta línea se encuentra, por ejemplo, la obra de José Zorrilla.
- Frente a este, el Romanticismo
liberal (en el que se enmarca la obra de Larra o de Espronceda) supone un rechazo radical a todo el
pasado: es anticlerical y republicano.
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CARACTERÍSTICAS DE LA POESÍA ROMÁNTICA |
La poesía romántica tiene como máximo representante a Espronceda. En la segunda mitad del
siglo XIX, el Posromanticismo aporta un tono más intimista y depurado en la
obra de Gustavo Adolfo Bécquer y de
Rosalía de Castro.
La poesía romántica comparte con otros géneros
los temas y ambientes que
caracterizan a este movimiento: el
amor, la soledad, los motivos sobrenaturales, la libertad, etc.
En cuanto a las formas, la métrica se
caracteriza por la polimetría, es decir, por el empleo de diversos
tipos de versos y estrofas en un mismo poema. Asimismo, destaca por la
revitalización de los metros populares, especialmente el octosílabo, y otros
versos de arte menor.
El Romanticismo cultiva tanto la poesía
narrativa como la poesía lírica, aunque es en esta última en la
que el sentimiento romántico encuentra su mejor medio de expresión. La
tendencia romántica a la mezcla de
géneros provoca que, no obstante, las obras presenten rasgos líricos o
narrativos de forma simultánea. Las muestras más representativas de la poesía
narrativa romántica, que se expresa fundamentalmente en poemas históricos,
romances y leyendas, son El estudiante de Salamanca de Espronceda y las Leyendas de Zorrilla. En la poesía lírica de la
primera mitad del siglo XIX, además de los dos autores mencionados, destacan el duque de Rivas (1791-1865), Gertrudis Gómez de Avellaneda
(1814-1873) y Carolina Coronado
(1823-1911). Ya en la segunda mitad de la centuria, y en convivencia con la
estética realista, sobresalen los poetas posrománticos Rosalía de Castro (1837-1885) y Gustavo Adolfo Bécquer (1805-1841).
Don Álvaro y
don Juan Tenorio
Don Álvaro y
don Juan viven aventuras similares: ambos aman a una joven a quien pretenden
raptar. Sin embargo, la intención de vivir con ellas su amor se frustra
finalmente; los protagonistas se ven obligados a alejarse de sus amadas, con
las que solo se reencontrarán en el momento de la muerte. A pesar del
parecido de sus aventuras, su carácter y su suerte son totalmente opuestos.
Don Álvaro es un creyente que, debido a su contrario sino, acaba por
condenarse tras perseguir un amor que resulta imposible. Don Juan, sin
embargo, es rebelde y pecador; evita siempre la desgracia, y su amor, lejos
de arrastrarle al pecado del suicidio, lo conduce a la salvación. Don Álvaro
y don Juan manifiestan dos maneras románticas diferentes de entender el
mundo. El duque de Rivas observa
la existencia como un absurdo en el que ni siquiera la fe es capaz de asistir
al hombre, y Zorrilla ordena la
vida humana bajo la figura de Dios y del sentimiento amoroso.
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SIGLO XIX
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ROMANTICISMO
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REALISMO
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NATURALISMO
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NOTAS DIFERENCIALES ENTRE
NEOCLASICISMO Y ROMANTICSIMO
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NEOCLASICISMO
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ROMANTICSIMO
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Predomina la razón sobre la fantasía y el sentimiento.
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Predominio de la imaginación y sentimiento sobre la razón.
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Lirismo objetivo: inseguridad y amaneramiento.
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Lirismo esencialmente subjetivo. El poeta canta su propio yo.
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Temática: gusto por la mitología y la historia antigua.
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Temática: revalorización de la Edad Media caballeresca y cristiana.
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Fría imitación de los modelos clásicos.
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Imitación directa de la realidad exterior.
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Expresión de sólo lo perfecto.
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Admisión en la obra de arte incluso de lo feo y lo macabro.
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Unidad de elementos artísticos.
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Pluralidad y polimetría de elementos antitéticos (prosa, verso; triste,
alegre).
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Sujeción a las normas clasicistas.
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Libertad de inspiración y ejecución de la obra artística.
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Sobriedad, ponderación, serenidad.
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Exuberancia, excitación tumultuosa, reflejo de los tiempos apasionados.
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Literatura académica, erudita, dirigida a un público culto.
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Literatura popular, folclórica, accesible a todos los públicos.
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ETAPAS DE LA LITERATURA
ESPAÑOLA EN EL SIGLO XIX
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Hasta 1830
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Continúan las tendencias del siglo XVIII al tiempo que surgen algunos
escritores prerrománticos.
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1830-1850
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Predominio de la escuela romántica.
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1850-1870
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Comienzo del Realismo.
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1870-1898
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Triunfo y apogeo del Realismo, llevado a su extremo por el Naturalismo.
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1898
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Se inicia en lo literario el siglo XX
(Generación del 98).
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ROMANTICISMO
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-El Romanticismo fue un movimiento artístico que se
produjo en Europa durante el primer tercio del siglo XIX. Se inició en
Francia e Inglaterra.
-Fue para la literatura lo que la Revolución Francesa
para la vida social y política: la exaltación y triunfo de la libertad y del
sentimiento individual sobre las normas y el frío racionalismo del siglo
anterior.
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ROMANTICISMO EN ESPAÑA -
SIGLO XIX (1ª MITAD)
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Lírica
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José de Espronceda: La
canción del pirata.
José Zorrilla: Recuerdos y
fantasías.
Duque de Rivas: Al faro de
Malta.
Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas.
Rosalía de Castro: En las orillas
del Sar.
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Lírica narrativa
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Romances
históricos – Duque de Rivas: El moro expósito.
Leyendas – José Zorrilla: Margarita la Tornera.
Espronceda: El estudiante
de Salamanca.
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Narración en prosa
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Cuadros costumbristas – Ramón
Mesonero Romanos: Escenas
matritenses.
Leyendas - Gustavo Adolfo Bécquer: Maese Pérez el organista.
Novela histórica – Enrique Gil y
Carrasco: El señor de Bembibre.
Novela costumbrista – Fernán
Caballero: La gaviota. – Armando Palacio Valdés: La hermana San Sulpicio.
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Teatro
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Francisco Martínez de la Rosa: La conjuración de Venecia.
Duque de Rivas: Don Álvaro o la
fuerza del sino.
Juan Eugenio Hartzenbusch: Los amantes de Teruel.
José Zorrilla: Traidor,
inconfeso y mártir. Don Juan Tenorio.
|
Periodismo y
ensayo
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Mariano José de Larra: Artículos
de costumbre. Artículos de crítica literaria.
Juan Donoso Cortés: Ensayo
sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo.
Jaime Balmes: El criterio.
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A MEDIADOS DEL XIX:
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Cuando el
Romanticismo español está agonizando y triunfa la nueva literatura realista,
surgen 2 figuras: Bécquer y Rosalía de Castro. Ambos constituyen una paradoja
histórica, pues su poesía se diferencia notablemente de la mayor parte de los
poetas de su época (Campoamor, Núñez de Arce…), es anacrónica ya que sus características
están en contradicción con las de su época:
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NOTAS DIFERENCIALES ENTRE
ROMANTICISMO Y REALISMO
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ROMANTICISMO
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REALISMO
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Profundamente subjetivo.
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Moderación afectiva de los sentimientos.
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De gran idealismo y sentimiento.
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Visión desapasionada del mundo.
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Predominantemente lírico.
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Desarrollo de la novela.
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Desencanto ante la realidad que lleva a veces al suicidio.
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Observación rigurosa y reproducción fiel de la vida.
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REALISMO
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-Hacia el año 1845 se opera en Francia una reacción contra el
subjetivismo exagerado del Romanticismo. Los miembros de esta corriente
literaria, llamada Realismo, tienden a captar
y reproducir en sus obras la vida y el ambiente tales como son. Es, por
tanto, una tendencia opuesta al idealismo sentimental de la escuela
romántica.
-El género más característico es la novela.
En ella se refleja la sociedad contemporánea en toda su complejidad.
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NATURALISMO
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- El naturalismo, se originó en Francia en la segunda mitad del siglo
XIX, siendo su principal impulsor Émile Zola.
-La corriente naturalista pretende dar a la literatura un valor científico y de conocimiento.
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